Casa Rural
“Pepita la de las ores”
NUESTRA HISTORIA -OUR HISTORY
Los datos más antiguos que existen se remontan a
unos doscientos años con mi tatarabuelo Fco.
Rodríguez Guerra, que heredó, compró o
construyó la primera parte de la vivienda, donde
hoy se encuentra el salón y la cocina,
posteriormente construyó la zona donde se
encuentra las dos habitaciones, todo lo anterior
más 4 bancales de terrenos de cultivo y parte de la montaña que
se encuentra tras la casa al tiempo de una pequeña cantidad de
agua del manantial.
Es mi bisabuelo Juan Rodríguez Suárez quien hereda las
propiedades y posteriormente lo vende a mi abuelo Juan Andrés
Rodríguez Navarro, se vende en usufructo el año 1931 por un
valor de 5000 pesetas (30€) borrador de compra-venta”, Ya
para entonces Juan Navarro había realizado una vivienda anexa
a la de su padre destinada, en parte, como tienda del lugar. Mi
abuelo tras su viaje a Cuba en 1917 con sus dos hermanos
menores“cartilla de emigración y con el dinero que allí pudo
ahorrar, construyó esta ultima parte de la casa, no siendo esta
parte del alojamiento turístico.
La casa Pepita la de las flores lleva su nombre ya que mi abuela
cuidaba y mimaba una gran cantidad de flores y plantas que se
encontraban en los caminos a la casa y en los patios de la misma,
al tiempo que Diego su marido se dedicaba al cultivo y a otros
trabajos de realización de pistas forestales y obras de presas. Esta
casa fue un sitio de encuentro social de la zona ya que además de
ser una tienda en la casa se encontraba el único gramófono de la
zona y también la primera radio en el lugar, hasta aquí se
acercaban por las tardes los vecinos para disfrutar de compañía
entre tantas y novedosa tecnología que para algunos del lugar
parecían obras del mismísimo diablo.
Pepita y Juan procedían de familias
humildes y tuvieron nueve hijos
nacieron y vivieron en el lugar, de
jóvenes vivieron los efectos de la
Guerra Civil Española teniendo niños
pequeños, aunque el efecto que produjo
la misma en el centro de la isla no fue tanto el aspecto bélico y de
armas sino las consecuencias de una implacable dictadura militar
- religiosa y del desabastecimiento de productos básicos para la
supervivencia, productos alimenticios y como tantos otros con la
cartilla de racionamiento, los pequeños trozos de tierra, el
estanque que Diego realizo en los ratos libres durante catorce
años con la ayuda de una simple picareta, estanque que existe
Terraza de la casa en 1998
Zona donde está actualmente el salón
actualmente al lado de la casa y con los ahorros del viajes que
Diego realizó a Cuba, sacaron su familia adelante.
En Gran Canaria existían, sobre 1933, 285
manantiales o nacientes. Cerca del núcleo del
barrio de La Culata existen 3 de estos nacientes,
estando 2 de ellos al aire libre y en una altura muy
poco frecuente para un manantial (ya que suelen
ubicarse en zonas mucho más bajas). Tal vez la
ubicación de la capital de la isla hubiese sido otra
si los Reyes Católicos, el 26 de julio de 1501, no
hubiesen autorizado el trasvase de agua desde esta parte de
Tejeda hasta San Mateo, que obligó a una titánica obra de
ingeniería con la creación de un túnel de 342 m. hasta el
Barranco de la Mina (en la zona alta del municipio de la Vega de
San Mateo) constituyendo la primera obra hidráulica de las Islas.
Ese mismo naciente (dividido en el de la heredad de Las Palmas y
el de Los Molinillos), abastece tanto al pueblo de Tejeda como a
sus barrios. En esta zona de la cumbre grancanaria se encuentra
el caserío de Los Manantiales, que hace honor a la historia del
agua en La Culata, topónimo que también tiene su origen en
dichos nacientes.
Actualmente la zona disfruta de diferentes tipos de protección,
cómo parque rural del Nublo y Reserva de la Biosfera, etc., esto
ha supuesto que su paisaje, entorno, cultura y tradiciones se
mantengan en muy buen estado y poder sobrevir a intervenciones
urbanísticas y otras de carácter turísticas, pudiéndose así facilitar
un turismo de naturaleza y cultural. En las siguientes imágenes se
puede comprobar la poca transformación del entorno más
inmediato a la casa rural Pepita.
Josefa Navarro
“Pepita la de las flores” Juan Rodríguez
Casa Pepita
en 1998
Rural House
“Pepita la de las ores”
OUR HISTORY
The oldest data that exists dates back to about two
hundred years with my great-great-grandfather
Fco. Rodríguez Guerra, who inherited, bought or
built the first part of the house, where the living
room and kitchen are today, later he built the area
where the two bedrooms are, all of the above plus
4 terraces of farmland and part of the mountain
that is behind the house at the time of a small
amount of water from the spring. It was my great-grandfather
Juan Rodríguez Suárez who inherited the properties and later sold
it to my grandfather Juan Andrés Rodríguez Navarro, it was sold
in usufruct in 1931 for a value of 5000 pesetas (30 €) "draft
purchase-sale". By then Juan Navarro had already built a house
attached to his father's house intended, in part, as a shop in the
area. My grandfather after his trip to Cuba in 1917 with his two
younger brothers "emigration card" and with the money he was
able to save there, built this last part of the house, this part not
being tourist accommodation.
The house of Pepita, the one with the flowers, is named after her
grandmother who looked after and pampered a large number of
flowers and plants that were found on the paths to the house and
in the courtyards of the house, while Diego, her husband, was
dedicated to farming and other work creating forest trails and
building dams. This house was a social meeting place in the area,
as well as being a shop, the house housed
the only gramophone in the area and also
the first radio in the place. The
neighbours would come here in the
evenings to enjoy the company of so
much new technology that, to some
people, seemed to be the work of the devil
himself.
Pepita and Juan came from humble families and had nine children
who were born and lived there. As young people they experienced
the effects of the Spanish Civil War, having small children.
However, the effect that the war had on the centre of the island
was not so much the warlike aspect and the weapons, but the
consequences of a ruthless military-religious dictatorship and the
shortage of basic products for survival, foodstuffs and, like so
many others, with the ration card, the small pieces of land, the
pond that Diego made in his free time for fourteen years with the
help of a simple pickaxe, a pond that currently exists next to the
house and with the savings from Diego's trips to Cuba, they raised
their family.
Area where the living room is currently located
Terraza de la casa
en 1998
In Gran Canaria, around 1933, there were 285
springs. Near the centre of the La Culata
neighbourhood there are 3 of these springs, 2 of
which are in the open air and at a very unusual
height for a spring (since they are usually located
in much lower areas). Perhaps the location of the
island's capital would have been different if the
Catholic Monarchs, on 26 July 1501, had not
authorised the transfer of water from this part of
Tejeda to San Mateo, which required a titanic engineering work
with the creation of a 342 m. tunnel to the Barranco de la Mina
(in the upper area of the municipality of Vega de San Mateo)
constituting the first hydraulic work on the Islands. This same
spring (divided into that of the Las Palmas estate and that of Los
Molinillos), supplies both the town of Tejeda and its
neighbourhoods. In this area of the Gran Canaria summit is the
hamlet of Los Manantiales, which honours the history of water in
La Culata, a toponym that also has its origin in these springs.
The area currently enjoys different types of protection, such as the
Nublo rural park and Biosphere Reserve, etc. This has meant that
its landscape, environment, culture and traditions are maintained
in very good condition and can survive urban and other tourist
interventions, thus facilitating nature and cultural tourism. In the
following images you can see how little has been changed in the
immediate surroundings of the Pepita rural house.
Josefa Navarro
“Pepita la de las flores” Juan Rodríguez
Casa Pepita en 1998